El biodiésel es un combustible sintético que se obtiene a partir de aceites vegetales o grasas animales, es decir, componentes naturales. Este, fabricado industrialmente, se usa para sustituir total o parcialmente el diésel obtenido del petróleo.
Puede mezclarse con este, indicando el porcentaje de biodiésel en la mezcla mediante denominaciones B100, B30 o B5, por ejemplo. Estas hacen referencia a la proporción del combustible bio usado en la mezcla, siendo 10 un 10% y el resto, gasoil convencional.
Aunque la fuente principal suele ser aceite vegetal de colza, por su adaptabilidad a climas fríos, existen otra variedad como el de palma e incluso, aceites usados (de fritura). En este caso, la materia prima es de bajo coste y colabora con el reciclaje. Sin embargo, el alcohol que se forma suele dejar un residuo muy perjudicial para el motor.
Actualmente, no se vende puro en ninguna gasolinera, pero, cualquier vehículo diésel puede hacer uso de él sin ninguna modificación del motor.

Ventajas
  •  Genera menos emisiones de dióxido de carbono, hollín y otras sustancias y gases contaminantes perjudiciales para la salud. Está comprobado que, en su combustión, emite un 55% menos de contaminación que el gasoil tradicional.
  • No contiene azufre, que suele estar presente en el gasoil y provoca una pérdida de lubricación en el motor que puede afectar a su rendimiento.
  • Puede transportarse con más facilidad que el diésel- Contribuye a reducir la dependencia energética del petróleo
  • Es también más biodegradable que este último.
  • Y como ya veníamos diciendo, es respetuoso con el medio ambiente al ser una materia primera producida a partir de semillas de plantas o aceites reutilizados.
Inconvenientes
  •  A diferencia de los combustibles fósiles, pierde propiedades a corto plazo.
  • Se solidifica a bajas temperaturas. Pueden formarse cristales que taponen las tuberías del combustible.
  • Tiene menos poder calorífico, no supone una pérdida de potencia ni incremento del consumo, pero se trata de una diferencia técnica.
  • Se oxida antes, hecho que hay que tener en cuenta a la hora de almacenarlo
  • Suele ser más caro que el gasoil
  • Como comentábamos anteriormente, no puede utilizarse en todos los motores, si no, podría provocar averías en los inyectores o daños más graves en el motor.

 

Aunque a día de hoy no se presenta como la opción más práctica, es posible que en un futuro empiece a ganar popularidad y presencia en las gasolineras. Son muchas las ventajas que presenta y es cuestión de tiempo que los inconvenientes se solventen para hacerlo un combustible más práctico. Por eso, a día de hoy, es el propio consumidor quién debe valorar si debe apostar por esta fuente de energía para el vehículo, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante del automóvil; más limpia pero más cara.

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